martes, 13 de octubre de 2009

Espiar conversaciones telefónicas


Ilustración: María José Puyol

Texto: Francisco Ibáñez

Jamás lo ha podido evitar. En su casa ya están acostumbrados, pero en hogares ajenos aún es incomprendida. Porque levantar por equivocación el auricular es una cosa, pero hacerlo deliberadamente, como Eduviges, es otra muy distinta. Eso es al menos lo que todos le dicen. Aún recuerda su primera vez: pasó a su madre un llamado de un amigo, y mantuvo –ya no recuerda si casual o intencionadamente– el teléfono descolgado. Cuando, desde la otra habitación, escuchó en silencio las indecorosas propuestas para esa noche, supo que nunca podría dejar de escuchar conversaciones ajenas. Respirar silenciosamente y no interrumpir, pese a las ganas, fue lo más difícil de lograr. Ahora que lo domina, el resto es sólo disfrute.

7 comentarios:

  1. Jajjaja, que sicópata Eduviges, con esa mirada esta para pelicula de terror

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  2. Jejejeje, qué relato tan oscuro pero hay especímenes así :D

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  3. A mi me pasó exactamente lo mismo... pero desde entonses no volví a escuchar conversaciones ajenas, por miedo a seguir descubriendo las mentiras en la que se basa mi familia.

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  4. Ja ja,lindo relato,y en serio,hay gente así...

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  5. uuuyyy que freaky!! jajajajajaja ojala a mi mama nunca se le ocurra hacer eso... aunque por suerte para nosotros, los niños del mundo moderno, se puede escuchar cuando hay mas de un teléfono descolgado

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  6. me gustó, pero no puedo evitar criticarlo... este texto daba para muuucho más(en pocas palabras, por supuesto)... ¿qué significa realmente escuchar conversaciones ajenas?... sé que es odioso criticar una cosa tan personal como es escribir, pero bueno.. si lo publicas ya está dejó de ser tuyo.

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